sábado, 9 de agosto de 2008

La terapia cognitiva trata con éxito la fatiga crónica

Fuente: http://www.nacion.com/ln_ee/2008/julio/17/aldea1623542.html


Síndrome de fatiga crónica afecta concentración y vitalidad del individuo

Técnicas que reemplazan ideas negativas benefician a pacientes

Mónica Cordero S. mocordero@nacion.com
La terapia de comportamiento cognitivo –usada para tratar la depresión, ansiedad, fobias y otros trastornos psicológicos– podría beneficiar a personas que sufren el síndrome de fatiga crónica.

Así lo reveló un estudio de científicos de la Universidad de Oxford, quienes evaluaron 15 trabajos que involucraban a 1.043 pacientes con este síndrome.

Ellos compararon los efectos de la terapia de comportamiento cognitivo con otros tratamientos psicológicos y médicos usados.

Como resultado hallaron que un 40% de los pacientes tratados con terapia cognitiva redujeron su cansancio, en contraste con un 26% de los individuos en el grupo de otras opciones.

“El síndrome de fatiga crónica es un padecimiento desafiante para los pacientes y existe una controversia acerca de las causas”, dijo Jonathan Price, quien dirigió la investigación.

Los expertos sugieren que se requieren más estudios para verificar el hallazgo. La investigación fue publicada en la Cochrane Library , este mes.

El síndrome de fatiga crónica afecta al menos a una de cada cien personas en el mundo. Quienes padecen suelen tener entre 20 y 40 años de edad y es más frecuente en mujeres.

Los síntomas incluyen un fuerte cansancio, dificultad de concentración y, en algunos casos, inflamación de los ganglios linfáticos.

La terapia cognitiva es una opción de psicoterapia empleada para tratar la depresión, ansiedad, fobias y trastornos psicológicos.

Esta alternativa estimula a los pacientes a reemplazar los pensamientos distorsionados y sustituirlos por ideas más realistas y positivas.

viernes, 14 de marzo de 2008

Esquizofrenia: hacia una vida más plena

Fuente: Diario La Nacion (ARG)
Autor: Julieta Bravo
Link: http://www.lanacion.com.ar/edicionimpresa/cienciasalud/nota.asp?nota_id=991868

Gracias a la acción de los nuevos antipsicóticos que poseen menos efectos colaterales que los anteriores

Los pacientes esquizofrénicos pueden mejorar su calidad de vida. Si bien aún no se ha encontrado una cura definitiva, los tratamientos modernos permiten que las personas puedan sobrellevar la enfermedad lo mejor posible.

En gran parte, se debe a los nuevos antipsicóticos modernos, llamados de "última generación", que además de controlar y reducir los síntomas, no producen efectos secundarios o colaterales. De este modo, se puede detener el avance de la esquizofrenia, que implica un deterioro en todas las áreas vitales.

Así coincidieron médicos psiquiatras consultados por LA NACION, al referirse a esta enfermedad, que afecta a más del 1% de la población general.

El Instituto Nacional de Psicopatología (Inapsi) organizó la "Semana del paciente esquizofrénico", entre el lunes último y ayer, cuyo objetivo fue brindar información y orientación gratuita a la población.

El médico psiquiatra Jorge Coppola, director del Area Asistencial de ese instituto, dijo que en las dos últimas décadas se produjeron importantes avances en la comprensión de esta enfermedad. "Sin ninguna duda, podemos afirmar que los pacientes se han beneficiado con el uso de medicamentos de última generación, con un mayor perfil de tolerancia y con una considerable reducción de los efectos colaterales", afirmó.

Fármacos modernos

"Las familias de estos pacientes también han visto resueltos problemas asociados, tales como el abandono del tratamiento, ocasionado por los efectos indeseados del tipo de antipsicóticos de años anteriores, que se sumaban al malestar de la dolencia", continuó Coppola.

"Es un hecho que la adherencia al tratamiento por parte de los pacientes ha mejorado en un porcentaje altísimo", aseguró Coppola.

"En la actualidad, se realiza un mejor diagnóstico que hace quince años. Se ha avanzado mucho en la psicofarmacología de la esquizofrenia. Los antipsicóticos de última generación producen una mejor calidad de vida al paciente", señaló Edgardo Carlos Engelmann, médico especialista en psiquiatría y en obesología, coordinador del Programa de Psicoeducación para Familiares en la Asociación Argentina de Ayuda a la Persona que Padece Esquizofrenia y su Familia.

La mayoría de las personas con este trastorno encuentran que sus síntomas mejoran con los medicamentos.

También se están efectuando desarrollos interesantes en el abordaje psicoterapéutico de esta afección.

"Las familias y los médicos estamos más educados que antes e insistimos más en que el paciente realice el tratamiento y que no lo deje", dijo Engelmann.

Estudios recientes llevados a cabo en el Nathan S. Kline Institute for Psychiatric Research en Orangeburg, Nueva York, han probado que los antipsicóticos de última generación son eficaces para controlar los estados de agitación de los enfermos y no provocan los síntomas extrapiramidales (parkinsonismo, contracciones musculares, problemas de marcha y movimiento).

"Es muy importante poder establecer el tratamiento médico precozmente, de ese modo la evolución de la enfermedad puede ser más leve", dijo Coppola.

Además, explicó que era conveniente poder detectar los primeros síntomas psicóticos (alucinaciones, paranoia) a tiempo. Aunque a veces pueden ser más sutiles, como el retraimiento, las personalidades "especiales" con dificultades en las relaciones sociales, el desinterés, la abulia y el aislamiento social, entre otros.

La esquizofrenia es un trastorno cerebral que le hace difícil a la persona diferenciar entre experiencias reales e irreales, pensar de manera lógica y comportarse normalmente en situaciones sociales. "Es una enfermedad crónica, lenta y progresiva que puede deteriorar la personalidad", definió el médico psiquiatra Marcelo Cetkovich-Bakmas, jefe del Departamento de Psiquiatría del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro y a cargo del Departamento de Psiquiatría del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco).

"Se ha descubierto que produce en las personas mucho déficit funcional; les cuesta planificar y cumplir con sus objetivos vitales", dijo el experto.

Según Coppola, la esquizofrenia es policausal y las células están mal distribuidas en la corteza cerebral.

Para el doctor Cetkovich-Bakmas, se está progresando notablemente en la detección precoz de la enfermedad. "Sabemos que es progresiva, así que cuanto antes se la diagnostique, mejor será su pronóstico." Según explicó el experto, por lo general, es una enfermedad que aparece en la adolescencia, aunque también se detectaban casos de jóvenes que ya presentaban síntomas desde la etapa infanto-juvenil.

Cuantos menos episodios psicóticos se produzcan, mejor vida tendrá el paciente a largo plazo y menor será el deterioro de la función cognitiva.

Los factores genéticos juegan un papel importante, ya que las personas que tienen miembros en la familia con esquizofrenia pueden ser más propensas a contraerla. Además, los sucesos en el ambiente pueden desencadenar la afección. Por ejemplo: problemas durante el desarrollo intrauterino (infección) y la falta de oxígeno en el parto pueden aumentar el riesgo de sufrir la enfermedad posteriormente en la vida.

"Entre el segundo y quinto mes de embarazo puede ser clave si una madre padece estrés en ese período", dijo Coppola.

"Otro factor posible es haber sufrido algún trauma psicológico en la vida temprana del chico, por ejemplo, un abuso", agregó el doctor Engelmann.

El diagnóstico de la esquizofrenia es clínico. Sólo lo debería realizar el médico psiquiatra, ya que ciertas enfermedades también pueden producir síntomas de psicosis. Además, debe ir acompañado de una evaluación neuropsicológica. Es conveniente efectuar una tomografía, un mapeo cerebral, una resonancia magnética y que el profesional pueda conversar con la familia.

Otro pilar del tratamiento es la psicoeducación para los familiares, así éstos pueden conocer la enfermedad y comprender mejor a aquellos que la padecen. "Es ideal para aquellos padres que exigen mucho."

Además, la terapia cognitiva-conductual para los pacientes es clave, ya que actúa sobre el pensamiento y enseña diferentes formas de actuar. "Funciona en un clima de absoluto respeto por lo que piensa y siente el paciente. Jamás se lo criticará ni confrontará", aseguró Engelmann.

Julieta Bravo

Un 42% de enfermos obesos tiene alguna patología psiquiátrica asociada a la obesidad

Fuente: Hispanidad
Autor: Europa Press
Link: http://www.hispanidad.com/noticia_ep.aspx?ID=20080313213342

BARCELONA, 13 (EUROPA PRESS)

Un 42% de los enfermos obesos tiene alguna patología psiquiátrica asociada a la obesidad, según datos de un estudio de la psicóloga del Institut Universitari Dexeus, Cristina Martínez, realizado con pacientes intervenidos de balón gástrico en este centro y presentado hoy en la XXIII Jornada de Terapia del Comportamiento y Medicina Conductual en la Práctica Clínica.


De este 42%, cerca de un 23% padece el llamado 'trastorno por hartazgo', episodios de sobreingesta; un 12% depresión y un 7% otros trastornos de conducta, cognitivos o mentales. El estudio se presentará mañana en la jornada.


Una detección precoz psicológica y psiquiátrica y un seguimiento posterior del paciente que se tiene que someter a una intervención quirúrgica de cirugía bariátrica o de la obesidad mejora el resultado de la operación y favorece y acelera la recuperación del paciente, según el Instituto Universitari Dexeus.



En concreto, la técnica del balón intragástrico combinada con una reeducación alimentaria y cognitiva del paciente mejora su imagen corporal y su estado de ánimo, hecho que favorece que se recupere más rápido de la intervención y que la pérdida de peso sea significativa desde el primer día, mejorando su calidad de vida.


Las intervenciones psicológicas en los pacientes obesos inciden en las vertientes conductual y cognitiva. La terapia conductual enseña a través de una reeducación alimentaria las pautas de nuevos hábitos alimenticios, estableciendo estrategias de control de estímulos, modificando el estilo de alimentación en relación a una dieta sana y equilibrada y también a modificar los patrones de la actividad física.


Desde el punto de vista cognitivo, se tratan los pensamientos distorsionados, la imagen corporal negativa, el bajo estado de ánimo o la desmotivación con mensajes positivos para mejorar la autoestima.


El Institut Universitari Dexeus ha constatado que los pacientes a los que se les ha practicado este tipo de cirugía bariátrica y no han recibido apoyo psicológico están más insatisfechos con su imagen corporal y tienen más trastornos psicológicos, que los enfermos que han sido evaluados y tratados antes de la operación.


La intervención psicológica en las operaciones de balón intragástrico consisten en una visita previa a la operación donde se evalúa al paciente mediante un cuestionario para detectar patologías alimentarias o psicopatológicas asociadas y una entrevista donde se valoran las actitudes, conductas, comportamiento, antecedentes personales y motivación.


Tras la intervención se hace un seguimiento mediante visitas de control, donde se realiza una valoración de la percepción de la imagen corporal que tiene el paciente y la adaptación de nuevos hábitos alimenticios. La media de reducción de peso por la colocación de un balón gástrico es de 20 kilogramos en siete meses.


La obesidad, que afecta a un 14,5% de adultos y un 13% de niños españoles, puede reducir la esperanza de vida hasta siete años y favorece enfermedades como la diabetes, la artritis y la artrosis, el tromboembolismo pulmonar, hernias, varices, cáncer o afecciones dermatológicas.

“Me daba el troforitro”

Fuente: Página 12
Autor: Alejandro Lipcovich
Link: http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-46372-2005-01-25.html

Un recordatorio de las barreras psicosociales que –por desconocimiento o por intolerancia del “compañero de conversación”– afectan a las personas que padecen afasia. Y un pantallazo sobre sus perspectivas de rehabilitación.

Por Alejandro Lipcovich

“Aunque parezca irónico, el personal de los hospitales, incluso profesionales, ignora qué es un afásico. Hay que esclarecer este tema en la gente, difundiendo qué es un afásico, cómo se lo trata, cuáles son sus problemas.” Así dijo a Página/12, en su reciente visita a la Argentina, el profesor Chris Code –de la Universidad de Exeter, Inglaterra– sobre las dificultades con las que se enfrentan las personas que padecen afasia. Aldo Ferreres –profesor titular en la Facultad de Psicología de la UBA– destacó, por su parte, el impacto de factores externos análogos a las “barreras arquitectónicas”; en el caso de la afasia el problema es la comunicación: el interlocutor no sabe comunicarse con el afásico que, así, se enfrenta con grandes problemas en los lugares donde realiza sus compras, trámites, o donde controla su salud: “Lo que ocurre con los afásicos es muy similar a lo que ocurre con los viejos, que también sufren la impaciencia del otro. Estas personas son muy lentas para construir las oraciones, y entonces el otro se impacienta y le dice las palabras, anulándolo. El efecto es el aislamiento comunicativo. Con el interlocutor, trabajamos para que respete los tiempos del paciente, le ofrezca alternativas, le dé señales para posibilitar la corrección cuando no se entiende”. Gracias a la rehabilitación, incluso personas que requieren de un gran uso del lenguaje en su trabajo, como un vendedor, obtengan estrategias para proseguir con su actividad.


Los afásicos sufren la situación de que su síntoma se confunda con otro trastorno: “Muchas veces confunden a alguien que no puede hablar con un demente, o que tiene un retardo o está drogado”, remarcó Code. Ferreres lo ejemplificó: “A una persona le pregunté por qué había venido al consultorio y me dijo: ‘Lo que pasa es que yo estaba allí y me preguntaron que aquí, que allá. Entonces yo les dije que tenía un problema en la vista, y que me daba el troforitro –haciendo el gesto de inyectarse–, y yo hace 35 años que lo tengo’. Este discurso es incoherente y podría confundirse con el de un alienado, pero lo que trataba de decir era: que era diabético, causa por la cual tenía un problema en la vista; usaba insulina (“troforitro”) inyectable, y padecía su enfermedad desde hacía 35 años. Como él bien sabía, la diabetes es un factor de riesgo cerebrovascular, y había tenido un infarto cerebral. El tenía una idea muy clara de lo que quería transmitir, pero su lenguaje no era adecuado para tal fin. Este cuadro se corresponde con un tipo de afasia, la de Wernicke”.

La afasia es la alteración del lenguaje a causa de una lesión cerebral. Esta lesión puede darse en cualquier momento, ya que es debida con frecuencia a traumatismo de cráneo o accidente cerebrovascular (ACV) en las llamadas áreas del lenguaje. Existen distintos tipos de afasias y distintos grados de severidad: puede haber mayor dificultad en la comprensión o en la producción oral. Según el tamaño de la lesión y su localización precisa, puede ir acompañada de hemiplejia del lado derecho, y a veces de trastornos del campo visual. Es preciso distinguirla de otros problemas, como los debidos a parálisis de los instrumentos fonoarticulatorios, es decir la lengua o la boca.

¿El afásico tiene alterada su capacidad de pensar? “No es una alteración del pensamiento –respondió Ferreres–. Algunos autores clásicos pensaban la afasia como un trastorno del pensamiento, y otros, más recientemente, la identificaban con una pérdida de la capacidad abstracta. Sin embargo, el afásico muestra un pensamiento absolutamente conservado. En su conducta, y ante toda medición de inteligencia en forma de pensamiento no verbal, el sujeto funciona muy bien. Un paciente puede decirle ‘lapicera’ al lápiz, o ‘copa’ a la taza, pero cuando necesite dibujar usará un lápiz, y cuando quiera tomar leche la servirá en una taza. Ahora bien, muchas operaciones, tales como cadenas de razonamiento, se apoyan en el lenguaje, de manera que ésas sí podrán estar afectadas.”


Code –que visitó la Argentina, gracias al apoyo del British Council, en el marco de las VIII Jornadas de Afasiología, auspiciada por la Fundación Argentina de Afasia– subrayó a Página/12 la importancia de las acciones concretas para propiciar el mayor acceso de los afásicos a la vida social. “Un ejemplo lo encontramos en localidades de Irlanda del Norte, donde voluntarios de una ONG trabajaron recorriendo cada negocio, cada banco, cada restaurante, cada bar, inquiriendo qué sabía la gente acerca de la afasia. Después contrataron a una terapista del lenguaje para que los instruyera explicando qué es la afasia, qué no es, qué se debe hacer. Luego chequearon los resultados, poniendo incluso a algunos pacientes afásicos para que probaran cómo los trataban, cómo reaccionaba la gente ante ellos.”


En cuanto a la rehabilitación, el grado de estimulación es de vital importancia. Code contó la historia de “Patricia Neal, una actriz muy famosa, que tuvo un ACV y quedó afásica. Entonces, su marido, un escritor también famoso, Roald Dahl, junto con otros allegados, consiguieron que un montón de gente, sus amigos, parientes y conocidos, la visitaran y estuvieran con ella todo el tiempo. La estimulaban continuamente, diciéndole ‘qué es esto, di esto, escribe esto’. El resultado fue que ella recuperó su lenguaje y pudo volver a filmar”.


Ferreres indicó que “con frecuencia aparece depresión y ansiedad, tanto en el paciente como en la familia, vinculada a si se recupera o no se recupera, cuánto tiempo va a tardar. Esta ansiedad se transmite al paciente e influye en forma negativa. Hay que informar a la familia sobre las expectativas y los plazos de manera realista, de forma tal que no haya fantasías de una recuperación extraordinaria, ni tampoco visiones catastróficas. También es preciso aliviar la sobrecarga de aquellos que emergen como cuidadores del paciente o se hacen cargo de la información. Hemos visto hijos que dejan de estudiar para estar con el padre o la madre. Hay que calmar la ansiedad, decirle que se los puede dejar solos”.

La rehabilitación no comprende sólo al paciente, ya que el entorno también debe participar. “Es lo que llamamos terapia indirecta: trabajar sobre el interlocutor. El paciente falla, y nosotros nos comunicamos con él mucho mejor que el entorno no entrenado, porque sabemos cómo falla. Tenemos hipótesis de lo que quiso decir al equivocarse, además de que sabemos esperarlo, o darle señales para que corrija su error. Es muy frecuente, y muy malo psicológicamente, que el afásico sufra la intolerancia de su compañero de conversación. Es muy similar a lo que ocurre con los viejos, porque estos pacientes son muy lentos para encontrar las palabras, para construir las oraciones, y entonces el otro se impacienta y le dice las palabras, anulándolo. El efecto es la anulación y el consiguiente aislamiento comunicativo del otro, ya sea el viejo o el afásico. Con el interlocutor trabajamos para que respete los tiempos del paciente, le ofrezca alternativas y le dé señales para posibilitar la corrección cuando no se entiende”, explicó Ferreres, quien es jefe de la Unidad de Neuropsicología del Hospital Eva Perón.

Ferreres advirtió que “la obtención de la mayor autonomía posible es fundamental, y puede lograrse incluso con cosas que aparentan ser mínimas”. Por ejemplo, “un farmacéutico cuyo problema consiste en la incapacidad de pronunciar la palabra correspondiente a un número. Tiene una noción muy clara del concepto de número, sabe cuándo un número es mayor que otro, pero si tiene que pronunciar ‘mil uno’ sólo puede decir uno-cero-cero-uno. Esto le generaba una complicación en su trabajo, porque no podía decirle al cliente el costo del remedio. Empezó entonces a usar entonces una calculadora con impresión, entregando así el papel con el precio. Esto, tan simple, le permitió seguir trabajando en su farmacia”.

La continuidad del paciente en el trabajo que realizaba antes de quedar afásico suele ser esencial, ya que “para la gente que tiene un uso importante del lenguaje la pérdida es mucho mayor que para alguien que trabaje, por ejemplo, como artesano”, observó Ferreres. Pero existen tácticas para adaptarse a la nueva situación: “Un hombre era un gran vendedor en una mueblería y, a causa de habérsele caído un caño en la cabeza, quedó afásico. Para él tenía mucha importancia seguir con su trabajo y el tratamiento apuntó especialmente a esa área, entrenándolo y repitiéndole las palabras que necesitara para vender, creando estrategias para disimular ante los clientes, y mecanismos de ayuda, tales como listas y dibujos. Tiempo después, el mismo paciente fue a litigio por la tenenciade su hija. Tenía que presentarse ante el juez, y estuvimos dos meses trabajando en aspectos legales, para que pudiera expresarse correctamente. Nos preocupaba qué sabía o no el juez acerca de la afasia y la impresión que su deficiencia en el lenguaje pudiera causar en alguien que ignorara el asunto”.

lunes, 10 de septiembre de 2007

Olvídese de la rutina, agilice su cerebro

Fuente: La Patria (Colombia)
Autor: Blanca Eugenia Giraldo

Existen ejercicios que mejoran la capacidad de atención y con ella la memoria. Hay que priorizar lo que se desea recordar. El olvido, en muchos casos, también es necesario. Mentalidad.

Se ha preguntado alguna vez ¿por qué será que olvida las cosas con tanta frecuencia? No se preocupe, que aunque este síntoma puede llegar a preocupar, usted puede ayudar a que su cerebro se conserve joven.

Hoy es más notorio que la gente sufra por la falta de memoria, en especial, jóvenes ejecutivos que manifiestan problemas de atención. Este es un llamado para pensar qué hacer por el cerebro, cómo ejercitarlo y como se debe cuidar.

Para Luisa Fernanda Méndez, especialista en neuropsicología, el cerebro tiene que ver con la memoria, el lenguaje, la atención, los sentidos, el movimiento y la capacidad de percepción y de interpretar.

Agrega que se puede trabajar con todas estas habilidades para aprender técnicas de estudio y para lograr mejores niveles de atención. “Se puede hablar de entrenamientos en algunos y de prevención en otros, claro que cuando ya hay problemas entonces se busca tratamiento”.


Darle sentido

Según la especialista Méndez, lo que más le angustia a las personas es perder la memoria. Es un temor generalizado, porque a lo que menos se le presta atención es lo que más fácil se olvida, y se explica porque la atención es un prerrequisito para la memoria.

“Nos alista para recibir información que debe quedar grabada, en muchos casos ponemos atención, pero son datos poco relevantes que se olvidan, aunque hay que aclarar que el olvido también es necesario porque si no olvidáramos no sabríamos qué es importante y qué no”.

Explica que se trata de aprender las cosas que son importantes para cada uno. “Si no se olvidan cosas dolorosas no podríamos continuar viviendo tranquilamente, entonces tenemos que olvidar algunas cosas y recordar otras, y para recordar hay que poner atención”.

Más que tratar de escoger qué aprender, hay otra cosa que también es importante, para conservar la información hay que darle un sentido, hay que hacer relaciones, elementos que dan seguridad para que la información se pueda almacenar.


Problemas de memoria

Para Mauricio Medina, especialista en neurología, la gran mayoría de las personas adultas jóvenes y adolescentes que manifiestan problemas amnésicos o de memoria, lo que tienen no es un problema, pero sí algún déficit o alteración leve de atención.

“Lo que pasa es que en el mundo de hoy las personas tienen mil cosas que atender al mismo tiempo. Hace unos años no existía el celular, la agenda electrónica, no estaba la internet, ahora se pueden utilizar todas estas herramientas al mismo tiempo. Entonces se tienen más estímulos, pero al mismo tiempo, frente a tanto estímulo, la atención ha disminuido”.

¿Qué es la atención? según Medina es la capacidad de enfocarse en algo, que no solo puede ser una cosa sino múltiples a la vez, aunque, entre más cosas se enfoquen menos atención va a dar a cada uno de los elementos.

“El problema actual es que al haber muchas cosas y existir menos atención es fácil que no se pueda grabar el recuerdo”.

Añade que si este problema se presenta en personas de edad, (mayores de 60 años), hay que ponerles mucho más cuidado, porque puede ser el inicio de la enfermedad de alzheimer, mientras que en los adultos jóvenes no tiene una connotación particular, excepto en los que tienen déficit de atención.

Un problema que plantea Medina es que ahora hay tantas ayudas para la memoria que se dejan de utilizar ciertas habilidades que impiden que funcione la capacidad innata para recordar, “este es el caso de los recordatorios de la palm, la grabación de los números telefónicos, entre otros”.


Ejercicio

Dicen que la rutina mata el amor, pero también acaba, poco a poco, con el cerebro y esto sucede por falta de uso. “Hay que evitar la rutina porque ésta acaba con el cerebro, si uno no varía lo que hace, el cerebro realiza las cosas automáticamente, lo cual no genera actividad en él”, explica Medina.

Es sencillo, así como se atrofia un músculo sin uso, las dendritas también se atrofian si no se conectan con frecuencia, y la habilidad del cerebro para procesar nueva información se reduce.

Es cierto, el ejercicio ayuda mucho a alertar la mente; también hay vitaminas y medicinas que aumentan la transmisión sináptica y fortalecen la memoria, sin embargo, nada como hacer que el cerebro fabrique su propio alimento: las neurotrofinas.

Entonces, ¿qué hacer? Lo que se necesita es hacer pilates con las neuronas: estirarlas, sorprenderlas, sacarlas de su rutina y presentarles novedades inesperadas y divertidas a través de las emociones, del olfato, la vista, el tacto, el gusto y el oído.

Además, retarlas con crucigramas, juegos como rompecabezas o ajedrez. ¿El resultado? El cerebro se vuelve más flexible, más ágil, y su capacidad de memoria aumenta.

También expresa el especialista en neurología que otra cosa que mantiene el cerebro sano es tener un cuerpo sano, ayudarse con una dieta balanceada, evitar las grasas y los excesos de carbohidratos y azúcar, hacer ejercicio regular y mantener una salud cardiovascular lo más apropiada.

“Si hay problemas de tensión alta no está activando su cerebro. Con los problemas de corazón su cerebro no está cuidado, si fuma está llenando de tóxicos el organismo, si se embriaga o utiliza drogas alucinógenas, lo que hace es comenzar a dañarlo y está comprobado que mata neuronas”.

Recuerde que lo más importante es que usted y cada huella que queda en su memoria hará parte de su historia. Aplicar estos ejercicios podría ser la clave.



Póngalos en práctica


Algunos ejemplos de ejercicios que expanden su memoria:

1. Bañarse con los ojos cerrados. Sólo con el tacto, localice las llaves de agua, ajuste la temperatura del agua, busque el jabón. Verá cómo sus manos notarán texturas que nunca antes había percibido.

2. Usar la mano no dominante. Coma, escriba, abra la crema dental, lávase los dientes, abra el cajón con la mano que más trabajo le cueste usar. Péinese, báñese, píntese, aféitese, lave los dientes con su mano no dominante.

3. Lea en voz alta. Se activan distintos circuitos que los que usa para leer en silencio.

4. Cambie sus rutas. Tome diferentes rutas para ir al trabajo, a su casa.

5. Cambie sus rutinas. Haga cosas diferentes. Fuércese a salir, conocer y charlar con personas de diferentes edades, trabajos e ideologías. Experimente lo inesperado. Use las escaleras en lugar del ascensor. Salga al campo, camínelo, huélalo.

6. Cambie las cosas de lugar. Al saber dónde está todo, el cerebro ya construyó un mapa. Por ejemplo, cambie el lugar del pote de la basura; verá la cantidad de veces que tirará el papel al viejo lugar.

7. Aprenda algo nuevo. Cualquier cosa puede servir, aprenda fotografía, cocina, yoga, estudie un nuevo idioma. Si le gusta, arme rompecabezas, tápase un ojo para que pierda la percepción de la profundidad, por lo que el cerebro tendrá que confiar en otras vías.

8. Identifique las monedas. Ponga en su auto una taza con varias monedas diferentes y téngalas a la mano para que, mientras está esperando en el semáforo, con los dedos trate de identificar la denominación de cada una.

9.- Cambie el mouse de la computadora al lado contrario de donde lo usa comúnmente.



Las neurotrofinas


Son moléculas que producen y secretan las células nerviosas, y actúan como alimento para mantenerse saludables tanto a ellas como a las sinapsis. Cuanto más activas estén las células del cerebro, mayor cantidad de neurotrofinas producen; esto genera más conexiones entre las distintas áreas del cerebro.




El dato


50 mil Cantidad de neuronas que se mueren a diario en el cerebro de una persona.




Aprendizaje


El periodo máximo de la atención continua del cerebro es de 45 minutos, aunque hay personas que les puede durar máximo 10 minutos. Esto aplica para el estudio o cuando se está productivo en un trabajo, de ahí la necesidad de hacer pausas activas.

viernes, 24 de agosto de 2007

Recuerdos que atormentan a la memoria

Fuente: Diario EL Universal (México)
Fecha: 11 de Agosto de 2007
Autor: Cinthya Sánchez

Cuando una persona no supera en un mes la experiencia de sucesos inesperados o violentos, puede desarrollar el Trastorno de Estrés Postraumático. El tratamiento consiste en terapias de conducta y socioeducativas, señala especialista
Cada nuevo temblor en la ciudad de México, le despierta al “monstruo” que reposa en su mente desde hace más de 20 años. Pasado el tiempo del movimiento, simplemente no puede sacarse del pensamiento las imágenes que vivió el 19 de septiembre 1985. La noche en que sucede un nuevo sismo y todas las noches siguientes la escena se repite y se repite en su mente “como si la viviera de nuevo”: Son las 7 de la mañana con 19 minutos, ella está de pie en su sala. La tierra se mueve y el rechinido de las paredes es sutil comparado con lo que miran sus ojos cuando por la ventana ve como se desmorona su paisaje de todos los días: el edificio de enfrente.

Aunque ahora viva fuera de Tlatelolco y han pasado años de aquel terremoto. Marcela trae en el pensamiento un recuerdo que le dura las 24 horas del día y que su mente decidió cobrarle años después. Hoy el miedo eriza cada proporción de su piel. Sus pensamientos se resumen a muerte, devastación y peligro. Por las noches no puede dormir, durante el día se siente angustiada al grado de salirse a la calle por el temor de un nuevo sismo.

Con los ojos cerrados o abiertos recuerda la escena de aquel acontecimiento. Poco a poco “el monstruo” ha ganado terreno, primero le interrumpió el sueño, después la hizo perder el trabajo, fue entonces cuando se dio cuenta que su “monstruo”, como ella le llama al miedo, le había ganado. Acudió a terapia psicológica. El diagnóstico: Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) de inicio retardado.

Por lo tanto, Marcela forma parte del 60% de personas que experimentan un suceso traumático durante su vida y del 20% que desarrollan TEPT, que es una alteración psicológica que refleja el desarrollo de síntomas característicos después de la exposición a eventos estresantes o de gran magnitud.

Los síntomas del TEPT son ideas, sentimientos e imágenes angustiosos que recapitulan el suceso traumático. Para padecerlo, el individuo tuvo que haber estado expuesto a un suceso traumático que involucre componentes que pongan en peligro su vida —de forma real o percibido así por el individuo—, dice Carolina Santillán, psicoterapeuta cognitivo conductual de la clínica especializada en estrés y depresión Integra.

Después del hecho traumático, el trastorno se experimenta durante más de un mes y causa angustia clínicamente significativa o deterioro del funcionamiento ocupacional y social que debe ser manejada por profesionales.

“En México, la máxima tasa de TEPT se presenta con la agresión con violencia (incluida la violación) y en segundo lugar, la muerte repentina e inesperada de un ser querido. En Estados Unidos, 80% de los pacientes experimentan estos trastornos adicionales, como depresión y tendencia suicida y son frecuentemente el motivo de consulta”, explica Carolina Santillán.

Los sucesos traumáticos están caracterizados por una sensación de horror, impotencia, lesiones graves, o amenaza de lesiones graves, o muerte. Estos sucesos afectan tanto a los sobrevivientes y rescatistas como a los amigos y familiares de las víctimas. De la misma manera, pueden causar impacto en todos aquellos que han vivido el suceso tanto directamente como por televisión.

Entre los síntomas de revivir el suceso se encuentran las escenas retrospectivas involuntarias (o flashbacks), las pesadillas y las reacciones emocionales y físicas extremas ante las memorias del suceso. Las reacciones emocionales pueden incluir sentimientos de culpa, temor excesivo ante el dolor e insensibilidad en algunas situaciones. Las reacciones físicas pueden incluir temblor incontrolable, escalofríos, palpitaciones y dolores de cabeza por tensión.

Aunque físicamente también se manifiesta pues las personas experimentan náusea, mareo y cambios de apetito, además de trastornos del sueño así como sensación de abstinencia de las actividades diarias. Es posible que pasen de semanas a meses antes de que una persona comience a sobre ponerse a un trauma y a sentirse normal.

“La mayoría de los afectados por un suceso traumático dicen sentirse mejor tres meses después de haber transcurrido el incidente. Si los problemas empeoran o duran más de un mes después del suceso, es posible que estemos frente a un caso de trastorno por estrés postraumático”, explica Santillan.

La Asociación Americana de Trastornos de la Ansiedad indica que de 15% a 30% de los tres millones y medio de hombres y mujeres que combatieron en Vietnam, han sufrido trastorno de estrés postraumático.

El Estrés Postraumático ha existido a lo largo de la historia pues los seres humanos han estado experimentando tragedias y desastres. Así, durante años se le conoció como Neurosis de Guerra, Neurosis Traumática, Síndrome Post-Vietnam o Fatiga de Batalla (Meichenbaum,1994).

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) reconoció por primera vez el Trastorno por Estrés Postraumático como una entidad diagnóstica diferenciada en el año 1980. Fue categorizado como un trastorno de ansiedad por la característica presencia de ansiedad persistente, hipervigilancia y conductas de evitación fóbica.
Los tratamientos
Para tratar el estrés postraumático se utilizan dos enfoques principalmente, el psicoeducactivo y la terapia cognitivo-conductual.

El enfoque psicoeducativo implica proporcionar al paciente/familia información básica sobre su enfermedad, síntomas característicos y diversas estrategias de afrontamiento.

Esta primera categoría de tratamientos incluye compartir información básica con el sujeto, a través de libros, artículos y otros documentos de interés que permita adquirir al paciente nociones esenciales de conceptos relacionados con el trastorno como conocimientos de psicofisiología, introducción al concepto de respuesta de estrés y conocimientos jurídicos básicos relacionados con el problema.

En tanto, la terapia cognitivo-conductual se trata de una modificación de conducta o terapia de conducta donde se cambian patrones de pensamiento distorsionados y se entrena en habilidades de solución de problemas. En el caso de estrés postraumático es una de las terapias más recomendables pues la exposición que se maneja en la terapia permite que el paciente salga adelante del TEPT entre 8 y 15 sesiones.

Tanto por el número de estrategias eficaces de intervención disponibles como por la propia naturaleza multi-dimensional del trastorno, este enfoque es el más adecuado.

Nueva terapia contra la obesidad

Fuente: Diario La República (Argentina)
Fecha: 05 de Agosto de 2007



Las doctoras Mariela Sabadini y Silvia Sbdar hablaron de las causas del fracaso de los tratamientos que se inician para bajar de peso. Aseguraron que el principal factor para una de las enfermedades más difíciles de tratar es el terapéutico.


La obesidad es una enfermedad muy difícil de tratar y por ello muchos de los métodos habituales para bajar de peso resultan un fracaso total. Ante ello, las doctoras Mariela Sabadini, especialista en Nutrición Clínica en la Obesidad, y Silvia Sbdar, dedicada a la psiquiatría y psicología médica, formularon una estrategia que actúa, en principio, desde lo terapéutico y que pretende entregar al individuo las herramientas necesarias para afrontar los estereotipos y prejuicios de una sociedad que rinde culto a la delgadez y margina al obeso.


La obesidad es definida por un incremento en el porcentaje del tejido adiposo corporal, frecuentemente acompañado de aumento de peso cuya magnitud y distribución condicionan la salud del individuo. Se trata de una enfermedad epidémica, metabólica, crónica, heterogénea y estigmatizada que se determina, casi en el 70 por ciento de los casos, por factores genéticos y medioambientales, según lo detallaron las especialistas.

La mayoría de los pacientes que inician tratamientos para bajar de peso interrumpe el recorrido a mitad de camino por considerarlo un fracaso que generalmente encuentra su causa en el hecho de que no se reconoce el carácter multifactorial o heterogeneidad de los factores que la generan. “Es que a veces sólo se piensa que el obeso es una persona con gula y fiaquenta”, indicó una de las especialistas.


Identificaron como fuente de las constantes frustraciones en las metodologías adoptadas a “la poca especialización de quienes la tratan”, muchas veces “con una dieta sacada de un cajón, para todos igual y sin previa evaluación de las necesidades metabólicas, el gasto energético, el entorno, lugar que ocupa en la sociedad y los gustos alimentarios de cada paciente”. Es que a veces parece que “sólo importa la balanza y si no se cumple con ella, hay un enfoque sancionador”, enfatizaron.


Contra los ideales de belleza inalcanzables, los gurúes que pregonan la magia del descenso con dietas muy magras en las que sólo interesa el descenso, las jóvenes especialistas proponen considerar la problemática del obeso desde lo psicológico, es decir, preguntándose “qué hay en su vida que lo lleva a comer, cuál es la necesidad emocional que quiere saciar y cuál es el vacío que quiere llenar”.


Para ello, desarrollaron una estrategia terapéutica en la que proponen articular aspectos nutricionales, farmacológicos, físicos y cognitivos conductuales. En primer lugar aconsejan enfrentarse con las consecuencias psicosociales de la estigmatización de la que es objeto la obesidad, pudiendo interactuar como factores desencadenantes de trastornos de ansiedad, atracones, disturbios de la imagen corporal, depresión, baja autoestima, trastornos sexuales y abuso de sustancias.


Para alcanzar resultados óptimos, dejan al alcance de los enfermos varias terapias, entre ellas la motivacional, donde se busca resolver la ambivalencia frente al cambio; la psicoeducación, con información acerca de la enfermedad que le permita cambiar actitudes y comportamientos; la cognitiva conductual, para crear habilidades que promuevan cambios de conducta, afianzamiento del cambio y prevención de recaídas; las psicoterapias psicoanalíticas, desde donde se trabaja la ansiedad, los atracones aislados, los trastornos afectivos y la autoestima; el abordaje grupal y, finalmente, la terapia de la imagen corporal, “que en materia de obesidad se torna básico y fundamental”, concluyeron las médicas.